miércoles, 5 de septiembre de 2018

Controlando mi Ira. El tráfico del demonio

Si hay una situación que dispara nuestra ira de manera instantánea, esa es el tráfico diario. Constantemente nos vemos sorprendidos a nosotros mismos gritando y haciendo aspavientos dentro del coche ante la mínima maniobra de algún conductor que invade nuestro terreno.

Una de las técnicas más poderosas para generar la compasión y la generación de la mente de Bodichita es la de cambiarnos a uno mismo por los demás o por nuestros seres queridos.

Cuando un joven comete una imprudencia ante mí y me hace frenar, pienso en aquellos momentos en los que fui un conductor novato. Conducía sin confianza, lleno de miedos y seguramente, entorpeciendo al conductor que me seguía. En ese momento, sentía nerviosismo e inseguridad. Gracias a la paciencia del resto de conductores, tuve una experiencia agradable y mi manejo del automóvil fue mejorando paulatinamente.

Entonces dentro de mi coche cambio a ese joven por mí en aquellos años, y sinceramente, genero una mente compasiva para ayudarle en esos difíciles trances.

Cuando una persona de avanzada edad circula despacio, haciendo que avance de manera más lenta de lo habitual, pienso en el día en que mi padre llegó a casa y me contó que un joven le había insultado por haber maniobrado de manera irregular al cruzar una calle. Mi padre, con sus lentos movimientos y falto de las cualidades de los jóvenes, seguramente habría entorpecido a aquel chaval. Sentí una verdadera compasión y comprendí lo que habría sentido mi padre en esos momentos.

Desde entonces, cuando un señor de avanzada edad ralentiza mi camino, lo cambio dentro de mi mente por mi padre y genero una auténtica mente de bodichita para desearle que tenga los menores problemas posibles.

Esta pequeña pero poderosa técnica no funciona al primer día. El tráfico nos hace olvidar muy rápido la compasión y las buenas intenciones. Pero si perseveramos día tras día e intentamos mantener el control de nuestra mente y nuestros pensamientos, conseguiremos encontrar el mayor tesoro que podamos alcanzar en esta vida como humanos: la generación de la mente de Bodichita, la mente Compasiva.

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